En la oscuridad alguien se pregunta: «¿cómo puede un solo hombre cargar con todo el peso del pecado?». Poco después se oyen las palabras «ecce homo» y una luz ilumina a los pies de la iglesia la escena teatral de Cristo acompañado por una trompeta y un tambor, que adoptan la forma del paso de la hermandad de Jesús Nazareno de Santiago de la Semana Santa riosecana. Detrás comienza a tocar la banda de esta popular cofradía. La escena avanza por la iglesia. Es el comienzo del gran espectáculo con el que la agrupación musical del Nazareno de Santiago y la Santa Verónica celebró el sábado los 25 años de su fundación ante cientos de personas que llenaron la iglesia jacobea.
Durante más de una hora, la luz se alió a la belleza de las majestuosas bóvedas de Felipe Berrojo y del soberbio retablo de Tomás de Sierra para crear el mejor ambiente, en el que las emotivas palabras del cofrade Ángel Gallego y las imágenes de vídeo fueron dando sentido a la Pasión de Cristo, a la Semana Santa riosecana, con sus pasos emociones, y a la historia de la propia banda nazarena, que desde hace un cuarto de siglo «desfila con orgullo, queriendo aliviar con sus sones algo del peso de la Cruz y el dolor ante tanta soledad». Palabras a las que la propia agrupación musical puso la mejor banda sonora con un repertorio en el que se estrenaron cuatro piezas. Dualia se encargó de todos los aspectos técnicos del espectáculo en el que se conjugaron la iluminación y la proyección audiovisual simultáneamente.
Se han usado para el espectáculo 10 cabezas móviles wash beam de 36 x 3 y 12 x 12 leds, 4 focos led de 36 x 3 watios, 12 focos led de 25 watios, 5 focos cosmolight de 800 watts cada uno y 2 recortes ETC de 650 watios para realizar efectos y como cañones de seguimiento. Por último a los pies del altar se usaron dos Spot 575 de Triton Blue para algunos pequeños efectos.
Una grandísima experiencia para todo el equipo técnico de Dualia Producciones.
Fotografías propiedad de Fernando Fradejas, José Igacio Santamaría y Jesús Guerra.
Texto de la noticia: Miguel García Marbán – EL Norte de Castilla